sábado, enero 24, 2015

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La primera entrada de un blog siempre es la que más cuesta. Sí, es cierto; te pasas semanas pensando ideas geniales para comenzar, pero nunca las materializas. Eso es un bloqueo de escritor como la copa de un pino, que los sufren todos los que se lanzan a la creatividad. Y como yo no soy menos, también los tengo. Así que, esta primera entrada al blog, va a ser un pequeño interrogatorio.


1.- ¿Por qué escribir un blog?

Fue una especie de promesa. Esas que se realizan minutos antes de las campanadas de Año Nuevo. ¿"Año Nuevo" o "Fin de Año"?: nunca he sabido bien qué decir, pero como que "Fin de Año" suena algo apocalíptico. Que hablando de ello, por cierto, me viene a la mente un libro de Adams bastante esperpéntico: "El restaurante del Fin del mundo". Recomiendo su lectura encarecidamente, sobre todo, a aquellos que solo sonríen cuando sus hijos anuncian que se independizan: hay que echarse unas risas más a menudo, y no estar tan serios, que vas por la calle y solo ves rostros de cartón y humo.

Retomo el hilo. Fue una promesa que me hice a mí mismo: "Me comprometo a escribir en un blog". Esta bien escribir, pero solo por compromiso o "por mis santos cojones" no funciona. Más aún cuando sabes que vas a escribir en un soporte digital donde posiblemente solo te lea tu madre o un despistado que haya escrito en Google alguna payasada que no tenga nada que ver con el contenido del blog, pero que al tener esa palabra clave lo saque en resultados; sobre la página diecisiete o dieciocho, claro. Escribir siempre tiene que ir más allá de "me leerán" o "no me leerán". Se escribe porque hay algo que contar, porque es un placer y porque es la mejor terapia de psicoanálisis que pueda existir. Vale, está bien: acepto que también se escribe porque en el fondo somos unos narcisistas que ansiamos que nos digan lo bien que escribimos. Ahí están todos esos escritores que publican una novela y dedican las horas a promocionarse por todas las redes sociales. Ya digo que esto último no es mi caso, y que mi propósito es el de "caminar" sobre mi vida y dejarlo plasmado en algún lado. 


2.- ¿Por qué "El paseo de Adamsberg"? 

No entiendo demasiado bien la pregunta: por que qué, ¿el blog en sí o el título? Lo bueno es que tengo respuesta para ambas preguntas.

El blog en sí es una idea que me surge tiempo atrás; por mi vida ocurren hechos, a priori insignificantes, pero que dejan huella en mi memoria. Ver, por ejemplo, a un tipo en el metro contar chistes y pulsar un botón que simula las risas enlatadas que se utilizan en las comedias de los ochenta, es una imagen lo suficiente potente como para dedicarle una entrada; las ocurrencias de mi hijo, algunos sueños, noticias del mundo curiosas, son otros motivos con los que nació la idea de este blog.

Respecto al título, "El paseo de Adamsberg" es una idea prefabricada, a raíz de leer a Fred Vargas. Esta novelista ha escrito varios libros del género policíaco donde su protagonista es un comisario peculiar: Adamsberg, el hombre con los pies en las nubes, nacido en las faldas de los Pirineos y que adora los largos paseos a la orilla del Sena. De la saga "Adamsberg" me he leído casi todos los libros, y con el tiempo he interiorizado en cierto modo la manera de ser del protagonista. Simpatizo con esos paseos, el tener la mente distraída; aparte, cómo no, lo bien elaboradas que están las tramas y la profundidad de todos los personajes que acompañan las historias. En resumen, no es un título homenajeando a Fred Vargas, si no una forma de ver las cosas, una filosofía por la que servidor se declara abanderado. Por ello, en este blog daré paseos por las nubes sin que me afecte demasiado lo que se piense. Bueno, eso en el caso de que el blog lo lea alguien más aparte de mi madre.


3.- ¿Qué continuidad va a tener este blog?

Mi anterior blog, "La Madriguera del Zorro", estuvo en pie cinco o seis años. Al nacer Álvaro (o poco antes de nacer, no recuerdo),  lo abandoné. No voy a poner a mi hijo como excusa: me he abandonado como blogger y un poco como escritor. Tampoco voy a poner de escusa el que estuviera esté aún con un proyecto literario (el cual tengo, casi casi, después de tres años, totalmente terminado y listo para darle carril en editoriales y concursos; un simple acto de ego, claro). Aquí dejo un consejo: si se quiere escritor hay que escribir TODOS los días del año, aunque caigan chuzos de punta. Aunque sea una entrada de blog igual de lamentable que esta. Escribir es respirar recuerdos; escribir es un coñazo algunos días y es un placer divino otros; escribir fluctúa como la bolsa, como la cuesta de Enero, como la vida misma. Así que espero batir esa marca de cinco o seis años y que si alguna vez lo abandono es porque me han encargado una novela para ganar el Premio Planeta del año siguiente tengo un proyecto literario en ciernes lo demasiado potente como para descuidar el paseo por unos meses.


4.- ¿Algo qué decir a modo de despedida?

No.
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